Durante estos veinte años, los viajes de la Barca han tenido todos los matices, desde un viento en popa que proyecta con altivez, hasta esos fuertes huracanes que amenazaron con borrar del mapa los sueños e ilusiones de niños, niñas que día a día creyeron en esos guías consagrados por mantener en ellos dibujada una sonrisa.
Gratitud sentida para aquellos que han remado con ahínco y han dejado legados de amor. Artistas, músicos, mentores, maestros, entidades, ciudadanos de a pie, que creyeron en la fraternidad como velas erguidas para cruzar los mares de esperanza.